No escuchaba
nada más que los latidos de un corazón y
una suma respiración lenta, no sé de quien son, pues en el salón estaba
solo, cuando llegue en la mañana del presente día no había ni una sola alma que
saludar o con quien discutir, solo me encontraba yo y una cantidad numérica de
puestos acomodados en 5 filas de a 8 cada una. Me sorprendí, pensé que había llegado
demasiado temprano y que al tiempo llegarían uno a uno o todos en manada. Fue así
como pasaron las horas hasta llegar al punto de desesperación, sin una
esperanza ni consuelo de compañía y con el ansia de largarme sin más que una
mañana perdida. Bueno me tocaría esperar un poco más para irme, las reglas del
colegio eran claras y las horas de entrada y salida también.
Se bien
entonces yo escuchaba esos latidos y esa respiración que eran como sonidos que
me estremecían, trataba de descifrar de quién demonios eran ¡Es que no había nadie
más a mi alrededor! Solo esos puestos vacíos.El tiempo se me estaba pasando lento, me
rondaban infinidades de pensamientos
sobre cosas estúpidas e importantes, pensaba en Sara.
Se preguntarán
quien es Sara, bueno Sara es una chica de mi salón la cual ignora mi existencia
y de la que estoy enamorado, es la más rebelde, loca y degenerada de todo el
colegio, eso es lo que me encanta, ya que siempre he sido de los nerdos, juiciosos
y educados, le hace falta algo de emoción a mi vida. Es solo que no me atrevo a
hablarle, cuando la tengo en frente me congelo, me duele el estomago, sudo y
una vez llegue hasta a vomitar, lo se fue asqueroso, pero no se preocupen no cayó
sobre ella si no sobre marco mi mejor amigo.
Pensaba en si algún día podríamos ser algo, aunque sea
amigos , o si me atrevería a decir “Hola”. .
Marco
siempre me dice que le haga la charla que empiece una amistad con ella yo por lo regular de digo que sí, pero es
algo que respondo por inercia ya que la mayor parte del tiempo estoy mirándola y
pensando en ella, en su belleza, en su hermoso cuerpo, su cabello castaño y
ondulado, esos ojos azules que combinan
con unas pestañas largas y hermosas,
Ahhh! Esa niña me encanta, a decir verdad ha sido la única chica que me ha
flechado en mis 17 años de vida. Volviendo a lo que me decía marco era
considerablemente difícil hacer lo que medio alcanzaba a escucharle,
simplemente llegar a su puesto, sentarme junto a ella y empezar a hablarle de
alguna cosa interesante, me llevaba de la tierra hasta el cielo y me regresaba,
de igual forma que podría decirle¿? No
soy una persona interesante, soy un chico común, con una vida rutinaria y una monotonía
que abrumaba mis sentidos.
Mientras seguía
entretenido recordando a Sara, se me
vino otro pensamiento a la cabeza, que tal si era una broma ¿? Si, una chanza
de mis compañeros y el profesor loco con el que me tocaba hoy todo el día, ese
loco era Alberto, un profesor e 43 años medio hippie y corrido totalmente, nos
dictaba dirección vocacional, daba
charlas de 2 y 3 horas sobre lo que seriamos cuando saliéramos del colegio ese
mismo año , de lo que quisiéramos ser y lo que jamás seriamos, lo que debíamos tener
el cuenta para los que entrarían a la universidad el próximo año , el ambiente
social y académico.
Nos decía que
allí podíamos encontrar gente de toda clase, un testimonio era el mismo, ya que
nos hablaba sentado desde su pupitre, habían
días donde nos sacaba al área verde para que tuviéramos “Contacto con la madre
naturaleza” O pacha mama como él lo llamaba, sacaba términos que nadie le entendía
y hablaba solo en los descansos. Un día llego gritando al salón de clases,
cuando le pedimos explicación nos dijo que
todos teníamos un demonio dentro y que gritando lo sacaríamos. Todos quedamos
aterrados con eso y al otro día medio salón llego eufórico y gritan todos se habían
comido el cuento, sin embargo yo guarde calma, y distancia de ellos, me parecían
una manada de monos desesperados.
Volviendo a
mi agonía en el salón vacio y medio tenebroso me seguía volviendo loco esos dos
extraños ruidos, los latidos y la suave respiración, ya me estaba volviendo
paranoico! Sentía que las paredes se acercaban centímetro a centímetro, que
espantosa mañana pensaba, en verdad deseaba irme .
De un
momento a otro los latidos empezaron a acelerarse, la respiración a agitarse,
sonaba como un deportista acabando una competencia, debo confesarlo, me estaba
asustando bastante, pero trataba de
mantenerme cuerdo, como podría decir
Marco, mantenerme sobrio en su lenguaje. Las paredes ya de tanto acercarse comenzaban a rosar la piel, los puestos habían
desaparecido como si las mismas paredes se los hubieran tragado ya no habían ventanas
y la puerta era del tamaño de un ratón no había manera de salir con vida o
entero.
Sara volvió a
aparecer en mi mente , en ese instante me lleno una tristeza y sentí como si todo el peso del mundo callera sobre mí,
como si las lagrimas que no había derramado en toda mi vida se revelaran y fue
entonces cuando empecé a llorar, llorar por desasosiego, llorar por desesperación,
llorar por amargura y desolación, llorar por que amaba a Sara y porque no podría
tenerla, nunca llegue a imaginarme ahogado en un mar de lagrimas casi medio
muerto asfixiado por las paredes de un salón al que frecuentaba a diario.
Mi vida
estaba terminando y yo no podía hacer nada, mi corazón se rompía y caía en
cuenta de que no había vivido lo suficiente como para decir que había tenido
una buena vida. Comprendía que había desperdiciado mucho tiempo, en que nunca había
sentido una total alegría ni una gran miseria, que solo había vivido en un
estado neutro, algo así como piloto automático. Terminaba de comprender bien que era lo que
estaba ocurriendo, si era un juego de mi mente, o alucinación del aburrimiento
que sentía.
Cuando ya no
pude respirar mas por la falta de aire sentí como si un tren me golpeara el cráneo.
Desperté
sentado en mi puesto del salón de clase, todos mis compañeros estaban ahí también,
Sara , Marco … Y Alberto , estábamos en su clase y entendí que solo había sido
un sueño, un horrible y escalofriante sueño.
Levante la
cabeza y Marco me dijo
-¡Durmió más
de 1 hora! Trate de llamarlo pero usted no respondía, el profe no se dio cuenta,
menos mal.
Yo solo le
pregunte por Sara, si estaba bien y si me había visto, me contesto.
-Pues ella
se dio cuenta, pero no dijo nada.
Me pare
entonces me acerque hacia ella y le dije:
-Hola Sara.