Es prudente
tu silencio aunque otorga más de lo que debería, valerosas tus acciones que en si
mismas hablan.
Mi rosa, es
deber mío saber, de
donde has venido y como has de nacer tan tierna y hermosa.
Señora, soy
culpable de desearte entre mis brazos?
Debo
confesar,
eres la única que roba mis sueños
y desvela mi noche, y
sé que mis palabras son pobres para lo que mereces.
Acepto un
castigo quizás pues es pecado desear con tanto furor el amor
de una diosa, la culpa me invade debes saber,
pero recuerda vida mía no
soy príncipe ni caballero soy solo un jornalero
enamorado que
profesa sus sentimientos,
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