27 de septiembre de 2011

Veintisiete cero nueve dos mil once.

Recuerdo bien ese rostro lleno de preocupaciones y problemas, 
recuerdo haberme llenado de fuerza humanas para solucionarle la vida,
recuerdo haber fallado.

Mi historia es la misma de siempre, 
el mismo amor eterno que un día llego de sorpresa,
estos dedos escriben obligados a retener mas de un sentimiento,
al diablo con las especulaciones, 
al diablo con los escrúpulos y las contradicciones,

Lo amo hoy,
así como es,
hoy tengo las fuerzas que me faltaron del corazón
para darme el tiempo de decir adiós, o mejor un hasta luego,
o simplemente para recibirlo con los brazos abiertos,
pero esta vez no tratare de arreglar su vida,
el deberá cumplir con su cometido,
con su promesa,
con su objetivo.

No me cansare de contar y narrar lo que día a día se construye. 


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